Draco adoptado

Laura y su pareja siempre habían querido adoptar un perro. A ambos les encantan estos animales y tenían claro que comprar no era una opción. Les daba igual la raza, pero preferían que fuera un cachorro, ya que, aunque él había tenido perro antes, para Laura era la primera vez. También querían tener la oportunidad de educarle y guiarle desde pequeño. Estában concienciados era una prioridad,una inversión de tiempo (de calidad) y dinero, no un juguete.
Se dieron cuenta de lo complicado que era encontrar cachorros en adopción, todo el mundo quiere una bolita peluda, pero leían historias de otros perros que habían sido devueltos tiempo después. Estaban comprometidos a darle una educación y disciplina adecuadas para que nunca se separase de ellos. Ya es suficientemente difícil crecer sin un hogar o una familia que te quiera y proteja, como para, encima, ser “devuelto” porque esos humanos no te han dedicado tiempo o no han sabido entenderte o adaptarse a ti.
Y apareció Draco. Inicialmente, preguntaron a Soriadopción acerca de un cachorro, pero había sido adoptado. Les llamamos recomendándoles a otro, el último de su camada, que entendíamos que se iba a adaptar mejor a su estilo de vida, según el formulario que rellenaron. No lo dudaron, fue amor a primera vista. Desde Madrid, el 14 de septiembre de 2020, fueron a por él hasta Soria.
Aunque les ha costado arreglarle ese digestivo, ese talón de Aquiles que se descompensa con el mínimo cambio, no lo cambiarían por nada del mundo. Ha sido casi un año de esfuerzo, paciencia, tiempo, dedicación y muchísimo amor, pero el estómago ya casi no le da problemas y es un perro feliz, listo, activo y muy mimoso. Aprende rapidísimo y nos tiene ganados a todos; de hecho, gracias a él, el padre de Laura ha perdido la fobia a los perros. Gracias, Draco, por completar su vida, por quererles tanto y por darles la oportunidad de aprender de ti todos los días. Igual que te pasa a ti cuando ves comida, ¡se les cae la baba contigo!